Con estas páginas pretendemos mostrar la actividad musical de la mujer española en la Edad Moderna, principalmente como creadora e intérprete de música vocal e instrumental, así como del valor de ese trabajo. Al hablar de música nos referimos tanto a música llamada 'culta' (o de concierto) como a música popular, ya que nadie duda de su papel como artífice de la improvisación y del arraigo de la música en las tareas cotidianas. Para describir estas imágenes mostraremos testimonios puntuales de la actividad musical de las mujeres en los tres ámbitos en los que siempre ha ejercitado esta actividad: su casa, la calle y el convento; su propio hogar y su familia, el medio social que le rodea y en el que se desenvuelve, y la creación artística musical que ejercita en el convento . (194)
Compañía musical
Desde la antigüedad tenemos noticia de mujeres intérpretes que componen sus danzas y cantan, bien solas o acompañadas. Los comienzos de manifestaciones musicales en las civilizaciones avanzadas antiguas nos muestran la aparición de ciertos instrumentos de viento y percusión con el hombre del Neardental. En el caso de la Península Ibérica, podemos ver en yacimientos importantes del Paleolítico los primeros vestigios de una incipiente cultura musical. Y son numerosos los instrumentos musicales que, bajo forma aparente de objetos comunes, son utilizados para las primeras formas de expresión musical (que nos recuerdan el acompañamiento que ejercen ciertos instrumentos de trabajo de uso cotidiano en la música popular como la tabla de lavar, la escoba, la mesa camilla, la lata de atún...).
Además, desde la antigüedad, la mujer es la informante, por excelencia, de toda la tradición musical de canciones y romances que van unidos al acontecer del ciclo vital del individuo; ha sido en el ámbito cotidiano donde la mujer ha vivido con la música, formando parte de su acontecer de cada día; desde las canciones para dormir a sus hijos, y así poder seguir trabajando, hasta las rondas juveniles donde podía expresar con chanzas e improvisaciones sus preferencias o animadversiones masculinas, las despedidas de solteras, o las canciones petitorias por los difuntos (
195) . Analizando lo que han cantado, y todavía cantan las mujeres, llegamos a la conclusión de que ellas son la principal fuente de información sobre la tradición oral musical, ya que aunque todos cantamos, las verdaderas informantes que siempre responden a la preguntas y cantan al recopilador, buscando a vecinas y amigas para que también canten a esos desconocidos que se introducen en su hogar, son las mujeres; sin ellas sería imposible el trabajo de campo.